LA NECESIDAD DE CONFLUIR

A lo mejor ya es tiempo para que l@s anarquistas ante nuestra pequeña realidad en el estado español, nos situemos y veamos de buscar puntos de encuentro.

Sería necesario empezar con un pequeño análisis retrospectivo, partiendo desde la reconstrucción del anarcosindicalismo y la específica, en los comienzos de la mentira que impusieron con la Transición. Podríamos decir que fue uno de los inicios de la caída libre posterior. Vivimos entonces una confluencia de diferentes movidas, con el añadido de un vacío generacional que podía haber hecho de asentamiento y canalizador de toda aquella explosión de lucha, ilusión y esperanza. A esto se sumó además un vacío de formación ideológico, con diferencias entre territorios, la problemática que trajo el exilio, y un largo etc. La resultante fue la primera escisión ya en Diciembre de 1979, la segunda, más dolorosa, en 1984, protagonizada por la específica.

Ambas dieron lugar a lo que hoy es la CGT. La primera a CNT escisión, la segunda al fortalecimiento de esta inicial que iba en debacle. Su salto numérico se produjo cuando se abrió el acceso a cargos a formaciones marxistas. La participación en elecciones sindicales había sentado el hábitat. A partir de ahí entró el proceso de absorción como el de la CGT francesa. Lo libertario queda como una corriente más. En lo real, se ha convertido en un sindicalismo de gestión.

La CNT ha tenido un recorrido distinto: más debilitada, entró en procesos cíclicos de luchas internas con la fagocitación, y la consiguiente quema y abandono de militantes anarquistas que la han llevado a ser testimonial. El estar en el marco del sistema, aunque desde su negación y a contracorriente, la llevan a un hacer que también deviene en un sindicalismo de gestión. En este caso por debilidad.

Fuera del marco del anarcosindicalismo, hemos visto cantidad de colectivos anarquistas que tienen un ciclo corto, sin llegar a grados de coordinación estable. Ciclos donde desaparecen las generaciones intermedias y entran nuevas, cada vez en menor número, a hacer los mismos recorridos de derrota. Luchas con mensajes que en algunos casos pueden ser asumidas de forma transversal y precisamente por ello integrables. En otros, hacia un hacer en lo marginal, sin medios y sin capacidad, dónde bajar al barro es duro. Dinámicas de luchas, vinculadas a movidas de gueto donde desconocemos todo, empezando por su hábitat, mentalidad y submundo. Constatar también el haber sido utilizad@s por peña en sus problemas puntuales como si fuéramos unos buenistas más. En conjunto, acciones dispersas en tantos frentes que nos dificultan la acción contra el vértice que engloba el poder, perdidos así en la acción contra los efectos y no contra las causas, resultando un movimiento frágil, fragmentado y débil. Estamos dispersos en el hacer al movernos en el mundo de la inmediatez donde nos han metido, cuando además los tiempos nos los marcan ell@s.

Esto forma parte de lo que hay. Estamos así dispers@s para enfrentarnos a un capitalismo depredador y genocida que ya no tiene lastres internos de resistencia. Una vía libre que le permite abrir con total impunidad la confrontación entre los tres polos hegemónicos para ver quién se queda con el control total del planeta y seguramente su destrucción. Hoy vivimos en un modelo de democracia burguesa que está acabada y que mantiene toda su parafernalia como mejor forma de dominación interna, pero con un cierre de espacios y de “ libertades” evidentes. La canalización y estabulación de sus sociedades, la tenemos ahí en nuestro día a día.

Pero lo más grave es que ese mundo de la delegación constante, con el paso del tiempo genera sociedades del “ dame, tráeme y hazme”, individualistas a ultranza e incapaces por tanto de generar tejido social que pueda asumir en primera persona la confrontación contra ese día a día de dominación, desigualdades sociales e injusticias de todo tipo. Queda el escape a hedonismos puntuales perecederos que el mercado nos coloca con las frustraciones consiguientes creando de esta forma sociedades que están siendo canalizadas por los mensajes fascistas.

No deja de ser paradójico que ante este modelo tan degradado, todo ese mundo de marxismo siga en la participación electoral, legitimando y dando cobertura con esa entelequia representativa. Les basta con sus reivindicaciones de mendicidad tanto en lo político como en lo sindical y social, como si a un depredador capitalista se le pudiera hacer retroceder con la palabra de los electos universitarios y lo procesional en la calle. No abren los ojos a que el trabajo esclavista está aquí, lo mismo que las grandes desigualdades sociales y pobreza en aumento. En cierta forma se han convertido y actúan como un colchón social a mayor nivel y función de lo que puede ser Cáritas, la pléyade de ONGs y demás buenistas.

El mundo que plasmaron Ivanovich, Huxley y Orwell, está aquí. El avance tecnológico con el salto de la inteligencia artificial lo hace cada vez más perfecto. Nos hemos olvidado de Ned Ludd, que hoy tiene mayor vigencia. El movimiento Luddita no fue sólo una lucha contra la máquina porque les quitaba el puesto de trabajo como plantearon desde el marxismo, sino que fue más allá: supuso una lucha contra la expropiación del saber. Sabían hacerse todo, la ropa, el calzado, los cultivos, las herramientas, la tierra, etc., es decir, tenían autonomía y suficiencia. Las máquinas en cambio los convertían en dependientes y en autómatas. Un buen reflejo es la película Tiempos Modernos. Pero también había algo fundamental como es que las máquinas tienen ideología claramente vertical y con ello a las trabajadoras y trabajadores nos generan una mayor dependencia y supeditación. El Santo Grial del capitalismo. Ya hay empresas donde los trabajadores y trabajadoras no tienen nombre, sino un número. Debe ser una forma de deshumanización democrática.

Con la derrota de las vías autoritarias al socialismo, el capitalismo ya hegemónico no tiene barreras y saca su verdadero rostro. Ya no tiene que repartir. El desmantelamiento social es un hecho. Los recortes económicos de derechos y “libertades” es el inicio. Así de las chorradas de la” clase obrera va al paraíso”, estamos volviendo a las más altas cotas de la miseria, sólo que peor, porque no hay referencias. Sin embargo, los anarquistas ahora que no somos nada o casi, con nuestro hacer deslavazado y a pesar de nosotros mismos, somos la REFERENCIA. Sí, el tiempo nos ha dado la razón, la vía autoritaria al socialismo era un tremendo error. Ideológicamente no podemos ser integrados en estructuras de delegación porque la misma es antagónica con la libertad. No es posible, por tanto, ser absorbidos como los que juegan a ello. Ideológicamente nuestra acción no está en ese mundo de lo posible. Los pequeños pasos y esas cosas de la acumulación de fuerzas, etc., históricamente nunca han llevado a cambios sustanciales y el paso del tiempo las hace caer como castillos de naipes.

Los anarquistas queremos el TODO. El TODO como en la guerra civil (la revolución incluso durante una guerra). El TODO porque la riqueza la generamos las trabajadoras y es de las trabajadoras lo mismo que su gestión. Por tanto, su legalidad y mantra democrático no son más que un ROBO, es decir, los banqueros, la patronal, l@s ric@s con sus estructuras transnacionales, son l@s DELINCUENTES, no solo por robarnos, sino por todas las injusticias sociales, sufrimientos, miserias, muertes y deshumanización que generan.

El TODO, porque los anarquistas queremos la destrucción de todo poder, no restringirlo, y el estado es la máxima expresión del mismo, que con sus estructuras hace posible la dominación. Poder en simbiosis con las religiones y demás hechicerías que sienta y cohesiona la dominación patriarcal con todo el machismo correspondiente. El TODO es la lucha contra el patriarcalismo como un vector más contra todo tipo de sumisión, obediencia y dominación. La acción en el hacer es la que generará esa subjetividad revolucionaria que los anarquistas llevamos dentro. El mundo nuevo en nuestros corazones.

En estos momentos el TODO seria revisar nuestro hacer a lo largo de todo este tiempo, ver dónde la hemos cagado, y adónde nos lleva seguir en las mismas dinámicas. Reflexión pues que nos lleve a plantearnos empezar a ser la referencia hacia la sociedad anarquista y ver la necesidad de confluir. Demostrar que l@s anarquistas, sí podemos pensar y actuar de forma conjunta.

La forma de organizarnos no tendría por qué llevar ninguna historia. Partimos de la horizontalidad, la democracia directa y las opciones de la libre federación y desfederación, o asumir una plataforma de mínimos, están ahí, teniendo claro que los acuerdos implican compromiso. Igual para echar a andar, en algo tan básico cómo generar cajas de resistencia y solidaridad estaríamos de acuerdo, por ejemplo. Lo mismo en la confrontación contra toda forma de delegación empezando por todos los ciclos de la farsa electoral, tanto en la política como en los tajos, en los curros y en lo social.

Salud y Anarquía.

Los Nuestros, Las Libres.

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