De niño me leían cuentos, y cuando aprendí a leer los devoraba. Siempre recuerdo con cariño aquella etapa de los reyes magos y los juguetes.
Ya de mayor me tocó que me leyeran lo guay que era la democracia.Me gustó tanto que hasta me aprendí artículos de la Carta Magna. Sobre todo el del derecho al trabajo, vivienda, vida digna, etc, etc, etc. Por fin teníamos un estado de derecho.
Luego la realidad, igual que me había pasado con los reyes magos, me descubrió que era un cuento. Mentira tras mentira para ver como mis derechos eran papel mojado y como aumentaba la pobreza y la desigualdad social. La foto es que estamos en un mundo de impunidad para l@s ricos.
Sencillamente nos roban los bancos, las eléctricas, la patronal y todas las áreas económicas de poder.
Un buen ejemplo son los bancos. Su hacer es consustancial a la prepotencia,la chulería y la risa de los canallas. No van a devolver los sesenta mil millones de Euros que se quedaron ¿ verdad ¿. Antes pagaban por tener los ahorros, ahora nos cobran hasta por respirar cuando entramos a un banco. Se quedaron con todas nuestras gestiones(pagos, facturas y nóminas) y nos tienen en sus manos. La última es cerrar oficinas, despedir trabajador@s y dejar a la población de sesenta para arriba indefensa y desasistida, dado su desconocimiento del uso del móvil y redes. Han impuesto algo así como hacerles el trabajo y que encima nos cobren, o lo que es lo mismo: hacer de putos y poner la cama.
En definitiva no podemos esperar nada del estado de derecho. La policia no esta para detener a las élites de l@s ricos (en todo caso para defenderlos ). L@s jueces, que risa, ni están ni se les espera y menos para estos casos. Por lo que respecta al ejecutivo y legislativo son puro teatro, con nuestro voto les ponemos el tablao y ell@s hacen la representación.
Solo nos queda lo de siempre, resolvernos los problemas nosotr@s mismos, eso sí, esta vez eliminando los circuitos del estado de derecho que nos amansan y que en lo real es una pérdida de tiempo y energía.
Hay que echar a andar, empoderarnos en nuestra pequeña capacidad para reconocernos con otr@s iguales y generar ese autopoder referencial.
Los nuestros, las libres.
